No puedo dormir.
Ni siquiera lo he intentado.
Mi corazón no deja de palpitar... y, esta vez, no es bueno que vaya tan rápido.
Estoy inquieta.
No debería, pero lo estoy porque te vas.
Incesante pensamiento que recorre mi cabeza, que no te deja de nombrar.
Que no mira más que a tu nombre, porque yo ya no sé qué decirte y sólo me calma el hecho de ver que aún está dibujado en mi lista de contactos.
El jueves...
Todos los cambios en mi vida se producen el jueves.
Y, aunque no te pierdo... te alejas de mí.
No sé si me asusta...
No lo creo...
Pero me inquieta saber que tu apoyo ya no estará tan próximo. Me inquieta pensar en que llegue el momento
de beberme las cervezas calientes
y tu no estés cerca...
Aunque sea para reírte mí...
Que te olvides del día de la ola,
de la peladilla que no era una piedra,
de los fabulosos 10 euros,
Que no recuerdes al pescador de mejillones
hace catorce años,
del buda con mi cara al lado
y con la botella en medio...,
de los colombianos haciendo botellón,
del tío que se fabricó una muñeca...
para no estar sólo...
Para no estar sólo, aixxx, cómo acabaremos...
Sea como sea...
siempre salivaremos...
como los perros de Paulov...
porque al fin y al cabo...
todo lo que hacemos
se crea por un movimiento de inercia...
de asociación y repetetición...
¡¡¡Uff... esta reflexión me tranquiliza!!!,
asociación... repetición...
una ley, como la de la gravedad...
que me garantiza,
¡¡Ya puedo estar tranquila!!,
que volverás...
Salivando... como los perros de Paulov....
PD: Dedicado a la amistad, a la bondad y a los viajes de 6 meses y a ti, mi amigo, sin duda, Juan.